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¿Qué le estamos enseñando a nuestros hijos?

La educación que tenemos roba a los jóvenes la conciencia, el tiempo y la vida.


Nos enseñaron a hablar, a leer, a escribir, nos enseñaron cálculos algebraicos ¿Y quién nos enseña que ser feliz es importante para la vida? Hay un elemento despótico: se usa la escuela para domesticar. Tenemos que usar la educación para formar seres completos. No se educa para ser feliz. Si se calculara el precio de la infelicidad que se crea, se vería lo anti-económica que es nuestra educación.

Las cosas verdaderas se aprenden por amor al aprender, por amor a la verdad, por deseo de saber. No por la obligación de las calificaciones.



La mayoría de maestros tienen que estimular su interior. Enseñar con una actitud amorosa. No ser explotadores disfrazados de buenos maestros. La educación se convierte en una herramienta para convertirnos en factores de producción idiotizados, adaptables a lo que el sistema quiera

Ni un grado alto de inteligencia ni imaginación ni ambos juntos van en la fabricación de un genio. Amor, ésta es el alma del genio. Mozart.


La educación debería estar orientada para seres tri-cerebrados, no ocuparse solo del conocimiento, de lo externo, sino también de lo interno. No hay que frustrar tanto a los niños.


Abandonar esa aberrante idea de que “la letra con sangre entra”. La educación está sujeta a un paradigma racionalista. Es por ese motivo que la gente no sabe lo que siente, ni siente lo que piensa. Cuando se dice que educar es enseñar a leer y a escribir se están confundiendo los medios con el fin. El fin de la educación debería ser el desarrollo de las personas y de su mente. No solo aprender libros, sino aprender de las fuerzas vivas.


No hay que vender certezas, ni dogmas. Hay que despertar al buscador interior. Lo importante es el camino, el proceso de conciencia. El fin de la educación es conseguir que las personas lleguemos a ser lo que somos, pero la educación impone a una manera de ser. El problema radica allí: Se educa para fabricar trabajadores, y no se presta atención en educar para la vida. La educación solo se enfoca en el plano racionalista, es por ese motivo que hemos creado un sistema que nos denigra.


La crisis de la educación, no es la crisis de los estudiantes. Los estudiantes no tienen la culpa que un sistema enajenante los contamine.

Uno tiene que querer a su niño interior. La educación tradicional no ayuda a quererlo, sino a reprimirlo y enfermarlo.

El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para el desarrollo de la conciencia. Al sistema le conviene que uno no esté en contacto consigo mismo, ni que piense por sí mismo porque así la manipulación predomina.

La educación debería liderar el cambio, pero es una institución obsoleta y fosilizada.




Autor. Claudio Naranjo.



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